sábado, 16 de enero de 2010

Un poema

Eres tu quien me ilumina,
gracias a tí,
se que las estrellas brillan;
y cuando todo se oscurece,
tu apareces,
y me salvas de la locura de la gente.

domingo, 10 de enero de 2010

Stars in the heaven

- We are tears in the heaven of the night.

- Are you sure about this?

- Yes, the stars are like our tears, and when we cry a new star appears in the heaven. And the bigger stars are when a girl or a boy has cryed for the love.

- I don't agree with you.

- Why? well, say..what do you think the stars are?

- Well, the stars are the happiness of boys and girls that found the love. And the biggest star of the heaven this night is that..

- What?! but why?

- Becouse I have fall in love this night with you, and that star, is the start of something beautiful.

martes, 5 de enero de 2010

Mi nuevo hogar

Tras varios días a bordo del barco S.S. Print, llegué a España.
Me encontraba desorientada, no sabía donde ir, ni qué hacer.
Al momento, escuché unas voces de fondo que gritaban mi nombre, o al menos eso me pareció.
Se acercaron a mí dos individuos, eran un hombre y una mujer, al parecer estaban casados y eran aquellas personas que me comentaron mis dueños de Francia. Parecían buenas peronas, muy pacíficas y tranquilas.

- Hola, encantado soy Markus. Tu debes ser Sophie, ¿verdad? -tartamudeó y continuó. Bueno, de ahora en adelante seré tu nuevo padre, y espero que tu estancia con nosotros sea de lo más apacible.

Prosiguió su mujer:

- Hola pequeña, yo soy Sandra, su mujer -aclaró. Me es por supuesto de que ya conoces lo que debes hacer para poder mantenerte aqui, ¿no es así?
De todas formas, te refrescaré un poco la memoria; veámos, lo primero, deberás casarte con nuestro hijo, y segundo, durante un periódo de tiempo nosotros te mantendrémos, más tarde vivirás con nuestro hijo.

Tímidamente asentí con la cabeza, y seguí sus pasos por la enorme ciudadela. Al de unos minutos, llegamos a la casa de la pareja.
Era una casa enorme, con una entrada y con unos ventanales muy barrocos; un terreno muy extenso, con unos jardínes muy cuidados, llenos de flores y fuentes.

Al llegar a la entrada, un mallordomo nos vino a recibir. Mi expectación era cada vez mayor a medida que avanzaba.
Al entrar en la casa, fué casi increíble para mi. Una casa llena de comodidades, riquezas y objetos de valor incalculable para mi mente.

Por último, lo que más me llenó de gozo y me encantó; su hijo. Era un chico de mi edad, muy educado, de muy buen vestir, muy elegante y muy servicial.
Me acompañó a mis aposentos, me ayudó a colocar mis pertenencias y me entregó dos vestidos de alta gama, para que me pusiéra.
Me dió un beso en la mano mientras me realizaba una reverencia.
Me sentía como una reina. Todo era perfecto.